Y el tiempo nos acompañó... ni que decir tiene que los días anteriores al viaje fueron un ir y venidas de llamadas por las inclemencias metereológicas; pero como las mujeres no le tenemos miedo a nada, nos echamos para adelante y al final el tiempo se puso de nuestra parte y pudimos disfrutar de un maravilloso día para visitar este maravilloso pueblo. De esta forma pudimos ver la Iglesia- Convento de la Merced, continuando calle abajo llegamos hasta la Plaza de Toros,que es una la institución maestrante más antigua de España (1.572 por Felipe II).Junto a ella un pequeño ensanche llamado El Picadero, donde contemplamos las estatuas de dos insignes toreros: Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma” y su hijo Antonio Ordóñez, cuyo recuerdo perdura en los aficionados a la fiesta taurina, por haber sido dos grandes figuras de la tauromaquia contemporánea. Paseamos tambíén por los jardines de la Alameda del Tajo, que guardan una extensa variedad de flora, entre ella árboles centenarios. Varias fuentes alegran el entorno. Asientos de piedra y forja permiten un relajado descanso. Posee un pequeño escenario usado, generalmente, para conciertos de la Banda de Música. Un pequeño estanque alberga a un grupo de patos, que hacen la alegría de los niños.A la salida de la Plaza de Toros nos encontramos en los Jardines de Blas Infante, que tienen unos excelentes miradores al borde del Tajo. Y, cómo no, nos asomamos al famoso Balcón del Tajo, cuya espectacular belleza a dado la vuelta al mundo. Vimos también el edificio del Convento de Santo Domingo, que tras las obras de restauración se ha convertido en un caserón destinado a actividades municipales. Y el Museo Lara que hace recoge en su interior una gran variedad de piezas antigüas.
Pudimos contemplar también el Minarete Árabe, uno de los pocos vestigios que quedan de la época anterior a la reconquista cristiana.
Continuamos el recorrido hacia la parte baja de la ciudad, donde contemplamos las Murallas que la rodeaban y que eran las puertas de acceso a esta gran ciudad y la Iglesia Parroquial del Espíritu Santo, que se encuentra dentro del recinto amurallado.
Por la tarde visitamos la famosa "calle la Bola", donde se concentra gran parte del comercio de esta ciudad y pudimos comprar las famosas "yemas del tajo"
En definitiva nos quedó mucho por ver de esta mágnífica ciudad, a la que esperamos volver en otra ocasión para seguir visitando todos esos grandes rincones de encanto que posee.
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